Uno de los actos más importantes o más frecuentes que tienen lugar durante el período de Cuaresma y más particularmente durante la Semana Santa, es la celebración de distintos VIA CRUCIS. En concreto en nuestra localidad, además de aquellos que se celebran en el interior de los distintos templos, tienen lugar otros 3 que se desarrollan por las calles de nuestra localidad.
– Lunes Santo (noche): con la imagen del Santísimo Cristo de la Exaltación y organizado por esta misma Cofradía.
– Martes Santo (noche): con la imagen del Cristo de la Penitencia que se venera en el Convento de los Padres Franciscanos.
– Viernes Santo (mañana): este año con la participación del Cristo de Burgos y que se celebra utilizando el formato de una procesión.
En esta entrada trataremos de ahondar un poco más en lo que es un VIA CRUCIS y cómo se ha ido configurando a lo largo de los siglos. El término VIA CRUCIS hace referencia a las diferentes etapas o momentos vividos por Jesús desde el momento en que fue aprehendido hasta su crucifixión y sepultura. También es conocido como ESTACIONES DE LA CRUZ o VÍA DOLOROSA, y consisten básicamente en un acto de piedad, un camino de oración y de meditación alrededor de la Pasión y Muerte de Jesucristo. Este camino, se representa como una serie de 14 imágenes de la Pasión, denominadas «estaciones» que se corresponden a incidentes particulares que según la tradición cristiana, Jesús sufrió para la salvación de la humanidad.
La costumbre es hacer un recurrido grupal que puede tener lugar dentro del templo o por las calles, deteniéndose en cada «estación» y haciendo una oración en cada una de ellas, o una lectura de algún pasaje del Evangelio e incluso algún canto. La primera vez que se conoce el uso de la palabra «estación» siendo utilizada en el sentido actual del VIA CRUCIS aparece en la narración del peregrino inglés GUILLERMO WEY, sobre sus visitas a Tierra Santa en 1458 y 1462, de hecho Wey menciona ya 14 ESTACIONES aunque sólo 5 de ellas corresponden con las que se usan hoy día y otras 7 sólo remotamente se refieren a la Pasión, incluían por ejemplo casa del rico la historia de Lázaro y casas de Herodes y Simón el Fariseo.
Como hemos dicho la forma tradicional del VIA CRUCIS incluye 14 «estaciones», pero en 1991 San Juan Pablo II «creó» un nuevo VIA CRUCIS con 15 «estaciones» basadas todas ellas en momentos del Nuevo Testamento ya que el anterior recogía muchos pasajes de los Evangelios apócrifos y escenas tradicionales. Como intento de acercar ecuménicamente todas las confesiones cristianas. A continuación se indican las «estaciones» tradicionales y en negrita los cambios establecidos por el Papa santo.
I.- Jesús es condenado a muerte / Jesús en el Huerto de los Olivos.
II.- Jesús carga con la cruz / Jesús traicionado por Judas es arrestado
III.- Jesús cae por primera vez / Jesús condenado por el Sanedrín
IV.- Jesús se encuentra con María / Jesús es negado por Pedro
V.- Simón el Cireneo ayuda a Jesús a llevar la cruz / Jesús es condenado a muerte por Pilatos
VI.- La Verónica limpia el rostro de Jesús / Jesús es flagelado y coronado de espinas
VII.- Jesús cae por segunda vez / Jesús carga la cruz
VIII.- Jesús consuela a las mujeres de Jerusalen / Jesús es ayudado por Simón Cireneo a llevar la cruz
IX.- Jesús cae por tercera vez / Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén
X.- Jesús es despojado de sus vestiduras / Jesús es crucificado
XI.- Jesús es clavado en la cruz / Jesús promete su reino al buen ladrón
XII.- Jesús muere en la cruz / Jesús en la cruz, su madre y discípulo al pie
XIII.- Jesús es descendido de la cruz y puesto en brazos de María / Jesús muere en la cruz
XIV.- Jesús es sepultado / Jesús es sepultado
XV.- Jesús resucita entre los muertos
Esta costumbre de rezar las ESTACIONES DE LA CRUZ posiblemente comenzó en Jerusalén, donde ciertos lugares de la VIA DOLOROSA fueron reverentemente marcados desde los primeros siglos. De tal modo que hacer allí las ESTACIONES DE LA CRUZ se convirtió en la meta de muchos peregrinos, desde la época del emperador Constantino (siglo IV). En un texto denominado el Itinerario de Egeria (siglo IV) se nos dice lo siguiente: «todos atraviesan la ciudad hasta la cruz. Cuando llegan a la cruz se lee el texto evangélico en el que se narra que Jesús fue conducido a Pilato. Todos desfilan inclinándose, tocan la cruz con la frente y la besan, pero ninguno la toca con las manos». Además la tradición nos cuenta que la VIRGEN visitaba diariamente las ESTACIONES originales.
Ya desde el siglo XII los peregrinos escriben sobre la VIA SACRA como una ruta por la que pasaban, recordando la Pasión, en 1294 el dominico RINALDO DE MONTE CRUCIS nos relata su llegada a la Basílica del Santo Sepulcro «por el camino por el cual ascendió Cristo cargando sobre sí la Cruz» con varias etapas, condena a muerte de Jesús, encuentro con las santas mujeres y encomienda de la cruz a Simón de Cirene. No se sabe cuando surgieron las ESTACIONES según se conocen hoy día, de hecho en un principio fueron 7 las «estaciones» (tomando el mismo número que las caídas) para subrayar la plenitud del sufrimiento tanto de Cristo como del propio cristiano, en muy pocas listas medievales se incluye la 2ª ESTACIÓN ó la 10ª, por contra otras que ahora no existen estaban incluidas en las más tempranas listas como por ejemplo la «estación» en la que se señalaba el balcón del Ecce Homo. Existen otras variaciones, por ejemplo de las 7 caídas sólo se conservan 3, algunos autores hacen coincidir el encuentro del Cirineo y de las mujeres, en los relatos tempranos no aparece la figura de la Verónica y casi todos los que mencionan este episodio lo colocan justo antes del Calvario.
Según parece las ESTACIONES tal y como las conocemos hoy día fueron aparentemente influenciadas por la obra «Jerusalen sicut Christi tempore floruit» escrita por un tal ADRICHOMIUS en 1584, en este libro el VIA CRUCIS tiene 12 ESTACIONES y se corresponde exactamente a nuestras primeras doce ESTACIONES. Tampoco se sabe cuando se les comenzó a conceder indulgencias, pero probablemente fueron los franciscanos los primeros en establecer el VIA CRUCIS (no hay que olvidar que desde 1342 a ellos se les concedió la custodia de los Santos Lugares). Otro hecho particular, es que probablemente en los primeros tiempos, el VIA CRUCIS se recorría en sentido inverso, es decir, desde el Calvario hasta la casa de Pilatos. Podemos encontrar además varias alternativas a la hora de establecer el inicio del VIA CRUCIS:
– Despedida de Jesús de su Madre, que no tuvo una gran difusión por su carácter extrabíblico.
– Lavatorio de pies dentro de la Última Cena, en el siglo XVII.
– Agonía en Getsemaní, siglo XVII en una variante desarrollada por los jesuitas.
A lo largo de la Edad Media, el entusiasmo y la fascinación que suscitaron los Santos Lugares, sobre todo a raíz de las Cruzadas, impulsaron que el VIA CRUCIS pasara a Europa, siendo determinante la atención prestada por los monjes de las órdenes de Cluny y del Cister , la devoción de San Francisco de Asis por la Pasión del Señor para la formulación de las 14 «estaciones» y el afán de aquellos que volvían de las Cruzadas por reproducir en su tierra esos Santos Lugares. Este afán se vio nuevamente incentivado cuando los turcos bloquean el acceso a Tierra Santa y en palabras de un peregrino de 1587 «los musulmanes prohiben hacer alguna parada, ni rendir veneración con la cabeza descubierta ni hacer ninguna otra demostración».
Será en 1686 el papa INOCENCIO XI concedió a los franciscanos el derecho de erigir «estaciones» en sus iglesias (ante las dificultades para poder alcanzar Tierra Santa) y declaró que todas las indulgencias anteriormente obtenidas por visitar los Santos Lugares se podían ganar, tanto por los franciscanos como por sus afiliados si se celebraba el camino de la cruz en sus propias iglesias. Este privilegio fue extendido por BENEDICTO XIII en 1726 a todos los fieles y en 1731 el papa CLEMENTE XII lo extendió aún más, ya que permitió las indulgencias en todas las iglesias siempre y cuando las «estaciones» fueran erigidas por un padre franciscano con la sanción del obispo local, fue este mismo Papa el que fijo el número de «estaciones» en 14. Fue en 1742 cuando BENEDICTO XIV alentó a todos los sacerdotes a enriquecer sus iglesias con «el rico tesoro de las Estaciones de la Cruz». Finalmente fue en 1862 cuando se permitió a todos los obispos erigir las «estaciones» ya sea personalmente o por delegación sin la necesaria participación de los franciscanos.
En España el VIA CRUCIS tradicional, atestiguado en la primera mitad del siglo XVII, encontró en el siglo XVIII un propagador convencido en San Leonardo de Puerta Mauricio, franciscano que llegó a erigir más de 570 VIA CRUCIS. Aunque antes ya en el siglo XV un monje dominico, el Beato Álvarez a su regreso de Tierra Santa construyó una serie de pequeñas capillas en el convento dominico de Córdoba, en la que se pintaron las principales escenas de la Pasión en forma de «estaciones».