ESPACIOS DE SEMANA SANTA II

La Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción II.-

Uno de los elementos más característicos de nuestra Parroquia es su torre, a la que algunos han dado por denominar (no sin cierta presunción) como «la Giralda manchega». La torre situada a los pies del templo había quedado sin tocar a los largo de los siglos resultando de baja altura y como embutida entre el lado izquierdo de la nave central, en línea con la fachada de poniente y el principio de la nave lateral izquierda, es decir la del cierzo. Esta es la imagen que tendríamos de la Parroquia en el siglo XVIII, hay que señalar así mismo que la Iglesia carecía de coro o tribuna.

A principios del siglo XVIII tanto eclesiásticos como los miembros del concejo, parecen haber tomado conciencia del problema y determinan darle solución. Es el 30 de abril de 1705 cuando se dirigen al provisor del obispado con estos razonamientos:

«La torre es tan baja y de tan mala disposición que la cubre el tejado del cuerpo de la Iglesia, de forma que las campanas no se oyen en muchas partes de la villa, ignorando por esta causa los fieles las horas de asistir a los oficios divinos»

Se hace una doble petición:

1.- Que el señor provisor envíe al maestro mayor de obras del obispado a reconocer la Iglesia y la disposición de la torre.

2.- Las obras necesarias se hagan a costa de los «interesados» es decir los que tienen parte en los frutos decimales.

El provisor mandará a Domingo Ruiz ya en 1706, maestro mayor de las obras del obispado que vaya a Tarancón y prepare «trazo y condiciones para lo preciso de dicha torre en orden al uso de las campanas y lo mismo execute en quanto a lo preciso de la Tribuna». El informe del 3 de julio de 1707 certifica la torre como «torreón antiguo». En su terminación tenía el cuerpo de campanas apoyados en una mala obra de yeso sin cubrir.

La obra de la torre y de la tribuna es valorada por Ruiz en 41390 reales, de los cuales: 23847 fueron aportados por los interesados en los diezmos y 18543 por la villa de Tarancón,

La obra fue adjudicada a Gabriel Martinez maestro de cantería de la villa de Olmeda de la Cuesta, el cual hace cesión y traspaso de la misma en Pedro de Arruza y Salazar, maestro de obras y vecino de Belinchón en 1707.

Las obras de la torre de nuestra Parroquia están repletas de incidentes, pleitos y retrasos, tanto es así que en 1717 la torre de la Iglesia está sin terminar y además se informa que ha aparecido «una quiebra en la fachada principal que afecta hasta el mismo arco de la puerta». En junio de 1717 Domingo Ruiz repite el proyecto de edificación del cuerpo de campanas y el diseño de la torre:

1.- Dos huecos o troneras a cada punto cardinal.

2.- Terminación con cornisa y balaustrada de piedras adornada con bolas en las esquinas y en el centro de cada lado.

3.- Tejado a 4 aguas con remate de bola, cruz y veleta.

Pasara de nuevo un año más, y de nuevo en junio de 1718 Domingo Ruiz y Pedro de Arruza elaboran otro proyecto y presentan un nuevo dibujo para el campo de las campanas, esta vez con una sola tronera en cada lado. Por fin, en 1721 se da por terminada la obra, pero sólo aparentemente porque el nuevo maestro mayor de obras del obispado, Luis de Artiaga halla los siguientes desperfectos:

1.- Jamba y arcos de las troneras sin recortar y sin el tamaño que tienen en la traza.

2.- El balaustre y los remates no están con la seguridad que se requiere.

3.- Bolas y pirámides sin asiento sólido de tal forma que hay peligro de que un aire los pueda derribar sobre los tejados y bóvedas de la Iglesia.

4.- El coro está sin terminar.

A estos defectos hay que añadir los mencionados por Juan Gómez, maestro mandado por el provisor del obispado, que dice que el cuerpo de campanas y sus gruesos no están completos por faltarles un pie y en cuanto al tejado no lo halla suficiente para cargar sobre él la bola, la cruz y la veleta.

Estos defectos se materializaron el 29 de diciembre de 1724 cuando se desplomó el cuerpo de campanas y con él todo un lienzo de la torre, en los días 5 y 7 de enero de 1725 se repiten los derrumbes que continúan el 25 de marzo de 1725 cuando se derrumbó la escalera y la bóveda de la capilla del Bautismo y otras tres bóvedas (una de la nave del cierzo y otras dos de la mayor) produciéndose además graves desperfectos en los tejados y demás naves antiguas y en la fachada de poniente. Se produce la rotura de cornisas, se hace astillas el retablo de San Antón y las capillas de la Resurrección y de la Visitación.

El 11 de septiembre de 1725 ya se dispone de la nueva declaración del maestro Artiaga con los nuevos trazos y condiciones que él establece para reconstruir la torre y edificar el coro alto:

1.- Demolición de todo lo que se mantuviese en pie del trabajo de Arruza.

2.- No se podían aprovechar los despojos, de cortísima estimación, ya que se había roto toda la teja y la madera. Ni siquiera valía la piedra labrada.

La demolición de las paredes semiderruidas de la torre se haría hasta 13 pies más abajo de las vigas de aire de la nave mayor, buscando la obra antigua y a dicha altura se haría una imposta visible al exterior a partir de la cual se construiría un cuerpo que es el tercero de toda la fábrica de la torre, formado por buenas esquinas recortadas de piedra labrada con buena mampostería en los muros y todo «bañado de buena mezcla de cal, bien ensajado, ligado, atizonado, apiñonado, sólido y macizo» en el plano de este cuerpo se abriría una puerta del coro y en su muro del poniente una ventana.

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En la nave mayor se haría un tejado a dos vertientes teniendo en cuenta la forma y tamaño de las maderas de la obra antigua:

1.- Se levantaría un frontis sobre la fachada principal, con sus cornisas bien labradas y su claraboya u ojo de buey.

2.- El tejado de la nave menor se haría nuevo, también con buena madera y teniendo en cuenta lo antiguo de siempre.

3.- Las tres bóvedas derrumbadas se haría como estaban las demás.

4.- El cuerpo de campanas, con sus troneras y pilastras como iba en el dibujo, el cual cargaría sobre el tercero, se haría todo de piedra labrada por fuera y con buena mamposteria por dentro. La techumbre habría de estar bien enmaderada.

La escalera de la torre se haría de escalones de madera sesgados, repartiéndolos proporcionalmente para llegar a la entrada del coro después a la de las bóvedas y luego hasta el suelo de las campanas.

Al exterior de la fachada principal, estima Artiaga, que son convenientes dos estribos o contrafuertes, uno en cada extremo para asegurar el edificio. Serían de piedra labrada de planta cuadrada. Habría una ventana para dar luz al coro. El valor total de la obra sería de 53500 reales.

El 21 de octubre de 1725 Artiaga comienza con las obras que finalizan en noviembre de 1728 a falta del tejado de la torre. El 16/12/1728 Artiaga presenta el informe del tejado con dos opciones:

1.- Coronado el cuerpo de campanas con balaustrada, corredor y aguja de piedra.

2.- Cubriéndolo con chapitel de madera y pizarra.

La primera de las opciones fue la elegida y es la que podemos admirar hoy día en nuestra torre, y fue ejecutada entre 1729-1731 siendo sufragada por las aportaciones de los vecinos.

torre iglesia

Toda la información relativa a la construcción de nuestra Parroquia ha sido extraída del libro «Tarancon en la Historia.- Tomo I desde la Romanización hasta el final del Antiguo Régimen» de Don Dimás Pérez (1994) editado por Artes Gráficas Antona.