LA ANUNCIACIÓN

El próximo día 25 de marzo se celebra la festividad de la Anunciación del Señor. Episodio narrado por el Evangelista San Lucas en su capítulo 1, versículos 26 al 38. Este episodio se encuentra también bellamente representado en el retablo mayor de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción.

En este caso, se representa el envío del Espíritu Santo por el Padre desde el cielo por encima de un gracioso doselete que encuadra la figura de la Virgen María arrodillada en su reclinatorio sobre el que hay un libro entreabierto como recién utilizado. La Virgen transida recibe así el mensaje del ángel Gabriel, que señala con su derecha hacia arriba, de donde ha de descender «la virtud del Altísimo» que realizará el misterio de la Encarnación.

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Como se ha indicado anteriormente, los artistas utilizaron como fuente para la representación de este episodio, lo narrado por el Evangelista, pero también fuentes apócrifas como por ejemplo el Protoevangelio de Santiago, el Evangelio Armenio de la Infancia de Jesús y los textos medievales de Jacobo de la Voragine. En líneas generales los artistas han ubicado la escena, bien en el interior de casa o de un pórtico o bien en el exterior (ya sea la entrada de una casa o un jardín)

Como ocurre en la mayoría de las representaciones de esta naturaleza, los personajes y el entorno que les rodea presentan una serie de atributos o de caracterizaciones que no se dejan al azar.

MARÍA: se le representa como una joven en diversas actitudes, según el momento del diálogo con el ángel Gabriel que el artista haya decidido representar (conturbatio – cogitatio – interrogatio y humilitas) en el arte occidental suele aparecer meditando las escrituras (es nuestro caso) mientras que en el Oriente se representa o bien cosiendo o bien en el exterior de una casa recogiendo agua de un pozo (esta variante es clara inspiración del Protoevangelio de Santiago). Como María es la Nueva Eva, quien con su aceptación a los planes de salvación da lugar a una nueva humanidad, es frecuente ver en el fondo de la escena la expulsión del Paraíso.

ARCANGEL GABRIEL: suele aparecer a la izquierda (pero en nuestro caso aparece a la derecha de la Virgen, esto es típico del Renacimiento, se cambia la ubicación del mensajero del lado izquierdo al lado derecho) se le representa con una mano adelantada y el dedo índice alzado, lo cual es un gesto de oratoria característico del arte clásico (nueva evidencia de la formación clásica de nuestro autor) en otras ocasiones cruza los brazos sobre el pecho en señal de reverencia ante el misterio (gestualidad típica del siglo XV) o bien bendice a la Virgen (propio del Renacimiento italiano). ¿Con qué atributos se le representa y que pueden ayudar a identificarlo? pues con un bastón de mensajero (esta es la opción elegida por nuestro autor) – con un cetro rematado de una flor de lis – con una vara de azucenas – con una filacteria donde se inscribe el mensaje de salutación (Ave Maria, gratia plena. Dominus tecum) o con una flor blanca.  Como ocurre con otras representaciones artísticas, la imagen del Arcángel ha variado a lo largo de la historia, de tal modo que a partir de la Contrarreforma y para dar una mayor dignidad al mensajero se le representará flotando sobre una nube.

ESPÍRITU SANTO: se el representa como una paloma, que desciende entre rayos. En nuestro caso es apena visible, por su pequeño tamaño pero se localiza justo encima del doselete que cubre a la Virgen.

DIOS PADRE: desde el cielo contempla la escena. En algunos casos aparece enviando al Espíritu Santo, como es nuestro caso, y del mismo modo nuestro artista reproduce la escena que suele ser la más representada, que lo muestra entre nubes y pequeños ángeles (ya sean querubines o serafines)

LIBRO: en nuestra representación la Virgen tiene delante de sí un libro entreabierto. Suele ser una alusión al conocimiento y a la meditación. Algunos exégetas explican que en ese momento podría estar meditando sobre las palabras del profeta Isaias (Is 4,14)

JARRA: casi no se ve en nuestra representación, pero aparece a los pies del ángel. Es típico del arte bizantino, que recoge una tradición del Protoevangelio de Santiago, y que nos cuenta que el ángel se apareció a la Virgen cuando ésta había salido a por agua a un pozo. Esta jarra, simboliza el hecho de que la Virgen se prepara para ser el recipiente de Jesús.

Pero hay otro objetos que suelen aparecer en las representaciones de la Anunciación y que a veces nos pueden pasar desapercibidos:

– Jarrón con flores: azucenas (flor de lis) que significan pureza tanto por el color como por tratarse de una flor asexuada, símbolo del amor puro y virginal – rosas, como símbolo del amor incondicional y de la caridad – violetas, que al tratarse de flores pequeñas y poco llamativas son utilizadas como símbolo de humildad.

– Olivo: aparece como una rama en la mano del ángel o en su forma de árbol y es una representación de la paz que Dios envía al mundo por medio de María. Es la planta preferida por los pintores de la ciudad italiana de Siena.

– Jardín: cercado y ordenadamente dividido en parterres, como imagen del hortus conclusus, el jardín cerrado, atributo de María.

– Puerta cerrada: así como el arco de acceso al jardín puede hacer referencia a la definición ritual de María como «puerta del cielo»

– Cesto de costura: suele aparecer cerca de la Virgen o en algún lugar de la estancia. Alude a la laboriosidad de María y también a la tradición recogida en el Protoevangelio de Santiago y en el Evangelio Armenio de la Infancia de Jesús, que nos cuentan que en el momento de la Anunciación, la Virgen estaba hilando un velo de lana púrpura para el Templo de Jerusalén.

 

 

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